La principal novedad de la ley, que genera beneficios para el emprendedor y el inversor, es la distinción entre inversión ángel y participación societaria. El inversor-ángel no se torna socio de la empresa.
Los inversores no son responsables por las obligaciones de la empresa. El inversor-ángel no puede, por ejemplo, ser accionado para pagar una deuda laboral o fiscal de la startup.